Fuente: www.abcpedia.com/viajes/segundo-viaje-colon
Desde que Cristóbal Colón descubrió el Nuevo Mundo, su perspectiva de lo que encontraría se dividió en dos, entre un antes y un después. Debido a que su idealización era muy distinta a la que había conceptualizado antes de arribar a los recientes territorios descubiertos. Sin embargo, comenzaron a surgir interrogantes, en cuanto al imaginario del conquistador español, los cuales describían al Nuevo Mundo entre verdades y mentiras.
Los Libros, testimonios de los expedicionarios, representaciones artísticas cartas y otros, son las primeras fuentes de donde podemos desencadenar esta peculiar situación, ya que, nos permiten hacer un análisis de cómo era el imaginario de los conquistadores españoles. Como por ejemplo; las primeras cartas sobre América 1493 a 1503, inspiradas en los Diarios de Colón, que Simone del Verde le escribe a Mateo Cini, lo siguiente;
“En el viaje de ida descubrieron nuevas tierras más al sur o más al suroeste, y allí encontraron, tierra firme… dicen que hay mucho oro, pero de baja ley, y que además de encuentran perlas muy grandes y muy hermosas… tienen una tierra hermosísima muy fértil y abundante de agua dulce…” [1]
Cabe destacar, que esta carta se encuentra muy influenciada en los Diarios de Colón, debido a que él era uno de los pocos que en había escrito sobre lo que sucedía en el Nuevo Mundo y les sirvió como incentivo a los futuros conquistadores, que deseaban conseguir en las Indias gloria, fama y fortuna. Por lo tanto, aquel imaginario que tuvo Colón, lo traspaso a través de sus relatos, así mismo, esta idea de lo que era el Nuevo Mundo se instalo en subconsciente de los venideros conquistadores; tales como Hernán Cortes (México), Francisco Pizarro (Perú) y Pedro de Valdivia (Chile).
En efecto, todo que se había imaginado o mejor dicho casi todo, fue disminuyendo y un ejemplo de ello es cuando Colón decide iniciar la construcción de una Iglesia en medio de la nada, sin las herramientas necesarias, enfrentando a un clima desconocido y una mano de obra no especializada, provocó dentro de la población hispana una sensación decepción, cansancio y aburrimiento. Además hay que agregar al descontento la lenta producción de extracción de metales preciosos.
No obstante, el imaginario que desde un principio los conquistadores españoles creían decayó paulatinamente, pero también a su vez se fue formando una concepción de las Indias, más acorde a la verdadera situación que se vivía en el Nuevo Mundo, sin dejar de olvidar el imaginario que fue instaurado por un navegante aventurero y soñador llamado Cristóbal Colón.
Por Catalina Barra
[1] Padrón Morales Francisco, Primeras cartas sobre América, Editorial Quinto Centenario, Universidad de Sevilla. Pág. 204.